Me llamo Pedro y soy fotógrafo. O soy fotógrafo y me llamo Pedro, como prefieras.

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Si has llegado hasta aquí, seguramente tienes curiosidad (¡muy bien!) y quieres saber algo más sobre mí y sobre cómo trabajo. No esperes respuestas épicas ni grandilocuentes. Lo que vas a encontrar aquí es simple, sincero y directo.

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No nací con una cámara en las manos, ni fui un niño prodigio de la fotografía. Nunca me regalaron una cámara heredada de un tatarabuelo artista bohemio, ni tengo una historia grandiosa sobre cómo surgió mi pasión por este oficio. Tampoco me verás posando con una cámara al estilo James Bond. Soy fotógrafo, y no me van demasiado los clichés.

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Prefiero hablarte con sencillez, sin frases prefabricadas como “capturar el amor” o “crear recuerdos eternos”. Mi trabajo es más sencillo y, a la vez, mucho más valioso que eso.

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Mi filosofía es clara: quiero que aproveches cada segundo de tu boda sin interrupciones innecesarias. No perderás el cóctel por sesiones “pastelonas” interminables. No habrá pausas forzadas ni escenas repetidas hasta el cansancio. Mi enfoque es que todo fluya de forma natural, para que disfrutes de cada instante de un día que llevas tiempo soñando, o que quizás acabas de empezar a imaginar.

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El día de tu boda será único, aunque aún no lo imagines. Será una historia que respire verdad y emoción: la tuya. Mi papel es acompañarte sin interferencias, y capturar esos momentos tal y como suceden. Con autenticidad. Mi objetivo no es solo que tengas fotos bonitas para mirar al día siguiente, sino que dentro de un año, diez o veinte, al verlas, escuches el eco de las risas, sientas el calor de un abrazo y revivas lo que ese día significó para ti. Mi palabra es honestidad.

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No soy nuevo en esto ni acabo de llegar. No sigo modas ni necesito un look llamativo para contar historias que importan. Soy alguien con una mochila llena de recuerdos y experiencias. Me apasiona lo que hago, y lo digo con todas las letras.

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Más allá de las bodas en sí, lo que realmente me mueve son esos momentos irrepetibles que se viven en ellas. Me considero un privilegiado por estar en primera fila de tantas historias únicas.

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Si lo que buscas es disfrutar tu boda al máximo, sin distracciones, pero quieres fotos que cuenten la verdad de lo que ocurrió, creo que estaremos en sintonía.

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Mi mundo cambia cuando miro a través del visor de mi cámara. Ahí es donde surge la magia y nacen las historias que importan. Nunca subestimes la tuya, porque todas merecen ser contadas.

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Soy Pedro Sobrado, fotógrafo de bodas en Pamplona. Aunque me encanta viajar. Dondequiera que vuestra boda os lleve, allí estaré, ya sea en España o en cualquier rincón del mundo.